martes, 30 de agosto de 2016

Gente con salero y arte. Salineros de Valcargado

Valcargado es salina histórica, grande de sal y salmuera, capital de lo salado y la campiña de Utrera; de casitas blancas de Sal y Salve de Consolación, playas, espejos y ollas de agua salada, torre altiva de moros, pozo romano y cortijo de cal y teja.



Valcargado tiene mil y una noches de cuentos blancos de sal, crujir de madera curada en salmuera, vientos solanos que se cuelan entre persianas de esparto, gemidos de tierra hueca de arcilla y yeso, corriente de agua de manantial escondido, ecos de amoríos secretos y juegos de niños.



Valcargado es tierra blanca de sal, salero y salineros, gente de Utrera, de fábrica y casa en la salina; de cocina y hornillo, catre y cortina entre ruillos y paletas de madera, serón de esparto y atroje de sal en el salero; noches de luna fría y días de sol caliente.



Valcargado es historia viva de sal, paisaje y paisanaje; salina habitada noches y días de cosecha y venta de sal, caminos imposibles de herradura y rueda en días de tormenta y crecida del Sarro; ínsula blanca entre arroyos salados, aislada con la riada.



Valcargado envejece como la imagen antigua del fotógrafo ambulante, cautiva de recuerdos de su pasado glorioso, tiempos mejores de nobleza y oligarquía, aceituna y salmuera, fanegas y quintales de sal.

Pero Valcargado no sería ni sal, ni salina, sin las familias de salineros que arrugaron su piel y su vida entre montones de sal y lágrimas, sudor y sangre saladas de tajo blanco, de penas y alegrías de sequía y cosecha.

Sea la entrada de hoy para esas familias que hicieron de Valcargado salina viva como la de Don Miguel Pérez Rueda, salinero de Utrera. Nuestro más sincero agradecimiento por compartir con nosotros su propia historia y regalarnos imágenes antiguas (1960) de sus recuerdos. Gracias a nuestro amigo Paco León, maestro de cocina y salinero también por ser amante de sal y salineras de Valcargado.